A menudo discutimos cuán vital es la salud mental para nuestro bienestar general, ya que afecta nuestros pensamientos, sentimientos y comportamientos diarios. Sin embargo, es importante reconocer que, si bien muchos factores dan forma a nuestra salud mental (como la genética, los acontecimientos de la vida y las relaciones), el desarrollo de la primera infancia tiene un impacto extraordinario en nuestro bienestar en el futuro. Estas experiencias formativas influyen enormemente en cómo pensamos sobre nosotros mismos y cómo interactuamos con los demás, cómo vemos el mundo y nuestro lugar en él, y cómo nos preocupamos por nosotros mismos.
Así como la salud física es vital, también lo es la salud mental, incluso para los bebés y los niños pequeños. La primera infancia es un período crítico para el desarrollo mental, lo que destaca la importancia de brindar a los niños entornos saludables y de apoyo desde el principio. Al igual que cultivar la salud física con alimentos nutritivos, descanso y ejercicio, debemos nutrir activamente la salud mental de los niños fomentando su desarrollo socioemocional en cada etapa.
Las experiencias de los primeros cinco años de vida tienen un impacto significativo en la salud mental y el desarrollo del niño. Las experiencias positivas, las relaciones estables y los entornos seguros ayudan a construir una base sólida para la salud mental, lo que conduce a éxitos futuros como la competencia en lectura, la graduación de la escuela secundaria y el empleo.
Las relaciones amorosas con los padres y otros adultos son fundamentales para la salud mental de los niños, y las habilidades sociales y emocionales aprendidas son cruciales para el éxito a lo largo de la vida. Estas relaciones positivas hacen que los niños se sientan seguros y apoyados, enseñándoles a comprender y expresar sus sentimientos, desarrollar compasión y discernir el bien del mal.
Por el contrario, las experiencias negativas, como los acontecimientos estresantes y la exposición a peligros ambientales, pueden tener efectos perjudiciales duraderos. El estrés tóxico puede afectar el desarrollo del cerebro y aumentar el riesgo de problemas de salud mental en el futuro, como depresión, ansiedad, trastorno de estrés postraumático y trastorno por déficit de atención.
El juego no estructurado es otro aspecto esencial del desarrollo de la primera infancia. Ayuda a los niños a desarrollar habilidades sociales, habilidades para resolver problemas y estrategias para afrontar el estrés y otros desafíos.
A pesar de las crecientes conversaciones sobre la salud mental, el bienestar de nuestros residentes más jóvenes a menudo se pasa por alto o se malinterpreta. Cada experiencia, positiva o negativa, durante la infancia, la niñez y los años preescolares sienta las bases para su bienestar futuro. En Jefferson Center, apoyamos a los niños y sus familias a construir y mantener una base sólida a través de nuestros Servicios Familiares de Primera Infancia.
También reconocemos la importancia de la colaboración comunitaria para lograr este objetivo y estamos orgullosos de asociarnos con Triad Bright Futures. Triad Bright Futures alinea socios y recursos comunitarios para implementar la Hoja de Ruta de Bright Futures y Universal Preschool Colorado (UPK) en nuestra región, brindando apoyo esencial para nuestros niños. incluyendo recursos de salud mental para niños y padres.
El acceso a estos recursos es crucial para el diagnóstico y la intervención tempranos. Le instamos a que se una a nosotros para apoyar estos esfuerzos para garantizar que cada niño tenga la oportunidad de construir una base sólida para su bienestar futuro y generar un impacto duradero en la salud mental de los miembros más jóvenes de nuestra comunidad.
